Este es un extracto del libro:
Cuando estoy desanimado, a veces caigo en este comportamiento pasivo-agresivo con Dios. Si no lo digo en voz alta o reconozco que estoy desanimado o decepcionado por una promesa que no se está cumpliendo, puedo inconscientemente resentirme con Dios.
En mi cabeza, sé que Dios nunca incumple una promesa. Él nunca deja de hacer lo que dice en Su Palabra o lo que me dice directamente a través del Espíritu Santo. Si hay un fallo en alguna parte, es en mi, por falta de fe, de paciencia, de determinación, etc. Por eso es tan importante reconocer lo que siento. Si no lo hago, el diablo se deslizará sutilmente y tratará de insinuar que no tengo la promesa porque Dios no cumplió.
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